Inequidad en las pensiones

Andrés Sanfuentes

El asunto de las pensiones aparece en forma continua en el país. Ahora surgió por Gendarmería y la gestión de Dipreca. Otro episodio en las sucesivas críticas que ha tenido por varios años la administración de esa entidad.

El régimen de las cajas de previsión de las Fuerzas Armadas y Carabineros es el último resabio del antiguo sistema de reparto que, después de su colapso, fue modificado por las AFP creadas en 1981, y se basa en que las imposiciones del personal activo financian los ingresos de los retirados. Funciona sobre la base que quienes trabajan superan en número a los jubilados y que las remuneraciones van creciendo a través del tiempo. En el caso de Chile, especialmente por factores demográficos, las cajas de los uniformados entraron en crecientes déficit, financiados por el Fisco, a lo cual se suman anomalías como las detectadas en Gendarmería.

El principal fundamento de este sistema de reparto para los uniformados estuvo en que, por la estructura piramidal de sus instituciones, la mayoría debía pasar a retiro en edades tempranas, menores que los 65 años que rige en las AFP. A lo anterior se suma el hecho que por su especialización, después del retiro los uniformados tenían dificultades para incorporarse a la vida laboral; esta dificultad ha sido superada a causa del alto nivel de modernización de las FFAA y de Orden, lo cual les permite incorporarse con facilidad a muchos empleos civiles. Un ejemplo de esta transformación ocurrió con los Regimientos de Caballería del Ejército, los caballos reemplazados por carros de combate.

Los cambios mencionados hacen necesario plantear una modificación de fondo al régimen de reparto de estas entidades e incorporarlas progresivamente al sistema común de las AFP. Los casos citados han traído a discusión el debate entre los sistemas de capitalización individual y el régimen de reparto, basado en las reducidas pensiones que están generando las AFP y la situación insostenible en que están los sistemas de reparto, donde todavía están vigentes, a pesar de sus dificultades financieras.

Tal como lo señaló la Comisión Bravo, si se desea mejorar las pensiones del actual sistema de AFP se deben tomar varias medidas, entre ellas:

a) La cotización de los trabajadores independientes no incorporados.

b) Las lagunas previsionales, especialmente de las mujeres.

c) Aumentar la edad de retiro, desde 60 años en las mujeres y 65 en los hombres, las cuales ya se han ido ajustando voluntariamente.

d) Incrementar las tasa de cotización actual por encima del 10%.

En los dos primeros casos hay dificultades operativas; en los dos últimos hay impopularidad política, aunque se puede efectuar en forma progresiva en el tiempo.

Sin embargo, estos cambios solo tendrían efecto en el largo plazo y para los pensionados del futuro.

En todo caso, un esfuerzo significativo de mejoría de las pensiones más reducidas debe complementarse con sustanciales aportes fiscales a través del Pilar Solidario. Especialmente para aumentar las jubilaciones actuales en que los beneficiados ya no hacen aportes al sistema. Esta aseveración toma en consideración que el actual régimen previsional chileno es mixto, pues tiene elementos de capitalización individual, junto a componentes de reparto, en especial a través del Pilar Solidario.

Está aún pendiente en el Parlamento la creación de la AFP estatal. Si bien hay consenso que no resolverá los problemas de fondo del sistema, puede hacer un aporte en términos de cobertura y de mayor competencia en un mercado bastante concentrado y que las críticas a su creación (tan fervientes) solo muestran el temor a su creación (“guagua que no chilla no mama”). En todo caso, el Gobierno perdió la oportunidad de permitir que el BancoEstado pudiera crear una filial para tal efecto.

La otra iniciativa para reducir la concentración productiva existente en Chile es que los directores de las S.A. designados por las AFP, que administran fondos accionarios, sean designados por una entidad independiente, autónoma, gestionada por ejecutivos seleccionados, por ejemplo, por la Alta Dirección Pública. Los fondos acumulados son de propiedad de los afiliados, no de los dueños de las AFP y los compadres que designan.